En la era digital, la información es uno de los activos más valiosos, y su pérdida puede tener consecuencias devastadoras tanto para individuos como para empresas. Los fallos de hardware, ataques cibernéticos y errores humanos son solo algunas de las amenazas que pueden comprometer la integridad de los datos. Hacer copias de seguridad (backups) de manera regular y sistemática permite minimizar estos riesgos, garantizando la recuperación de la información en caso de pérdida o corrupción. Además, contar con múltiples copias en diferentes ubicaciones, como discos duros externos o servicios en la nube, incrementa la seguridad y accesibilidad de los datos críticos.
Diversos estudios y expertos en ciberseguridad recomiendan la regla del 3-2-1: tres copias de los datos, almacenadas en dos formatos diferentes, con una copia fuera del sitio principal. Según Clark y Sautter (2021), la implementación de estrategias de respaldo adecuadas no solo protege la información contra incidentes inesperados, sino que también mejora la continuidad operativa en entornos empresariales. Asimismo, la Agencia de Seguridad Cibernética y de Infraestructura de EE.UU. (CISA, 2022) enfatiza la importancia de las copias de seguridad cifradas y periódicas para reducir el impacto de ataques de ransomware. En definitiva, realizar backups regularmente es una práctica esencial para garantizar la seguridad y disponibilidad de la información en un mundo digital en constante evolución.
Bibliografía
- Clark, J., & Sautter, M. (2021). Cybersecurity Essentials: Protecting Your Data and Systems. TechPress.
- CISA (2022). Data Backup and Recovery Best Practices. Cybersecurity and Infrastructure Security Agency.